PLUMA

 

    Refiere la mitología griega que fue Dionisio, dios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, protector de la agricultura y el teatro, hermano de Apolo, dios de la profecía, la verdad y la luz, ambos hijos de Zeus. Ellos connotan a su vez razón y pasión, lógica y pensamiento de una parte, y alegría desbordante, celebración de toda cosecha, de otra, algo así fue el destino de nuestro pluma, lo vivió plenamente entre lo apolíneo y lo dionisiaco.

   Para rememorar a Gustavo Becerra, hay una alegoría posible en el teatro, ese maravilloso artilugio de los antiguos griegos, hecho de inspiración y delirio, de festejo en torno a lo divino y lo humano, ese discurrir entre máscaras, cantos y procesiones para celebrar la fecundidad de la vida.  Sí; La vida de Pluma es una pieza teatral representada en todos sus géneros, comedia, drama, tragedia y uno de sus géneros, del que Gustavo fue un exquisito cultor, el sainete, pieza jocosa corta que deja ver el ridículo y los vicios de las convenciones sociales.

    Quienes conocimos sus pasos damos cuenta de un transcurrir por la vida entre la determinación propia de la épica y la expresión profunda de sentimientos de la lírica.

   Hoy recordamos su transcurso por el internado salesiano del cual refirió alguna vez que fue en cierto modo el periodo en el que se le instaló esa alarma que sePLUMA

    Refiere la mitología griega que fue Dionisio, dios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, protector de la agricultura y el teatro, hermano de Apolo, dios de la profecía, la verdad y la luz, ambos hijos de Zeus. Ellos connotan a su vez razón y pasión, lógica y pensamiento de una parte, y alegría desbordante, celebración de toda cosecha, de otra, algo así fue el destino de nuestro pluma, lo vivió plenamente entre lo apolíneo y lo dionisiaco.

   Para rememorar a Gustavo Becerra, hay una alegoría posible en el teatro, ese maravilloso artilugio de los antiguos griegos, hecho de inspiración y delirio, de festejo en torno a lo divino y lo humano, ese discurrir entre máscaras, cantos y procesiones para celebrar la fecundidad de la vida.  Sí; La vida de Pluma es una pieza teatral representada en todos sus géneros, comedia, drama, tragedia y uno de sus géneros, del que Gustavo fue un exquisito cultor, el sainete, pieza jocosa corta que deja ver el ridículo y los vicios de las convenciones sociales.

    Quienes conocimos sus pasos damos cuenta de un transcurrir por la vida entre la determinación propia de la épica y la expresión profunda de sentimientos de la lírica.

   Hoy recordamos su transcurso por el internado salesiano del cual refirió alguna vez que fue en cierto modo el periodo en el que se le instaló esa alarma que se encendía cada vez que como muchos de nosotros lo llegó a asaltar un cierto espíritu tanático.

    Épica fue su época de estudiante de la nacho, la de la militancia, del compromiso, de la necia determinación por lo justo, esos momentos de las Residencias Universitaria entre prosa y petardo, sobre la que tienen, muchos de ustedes, más que decir que yo.

   Prosaico el periodo de librero de la 19, época de corifeos del ditirambo, o cantos dionisiacos, de vendimia y celebración que podemos evocar con un soneto reciente de Francisco Álvarez Hidalgo:

"Fluya el vino en raudal, cada bacante dance y embriague la noche entera, desnuda entre la fronda, que la fiera dormida en cada copa es un amante

dispuesto a alborotar, desafiante, cuerpo y alma hasta la última frontera; espíritu de Baco, que libera cuanto el recato reprimió frustrante.

Coronado de pámpanos Dionisio logra crear ficticio paraíso sin fracasos, ni lágrimas, ni heridas,

Como si todo aquello que se alcanza se convirtiera en oro, a semejanza del infortunio acontecido a midas."

 

   Sin embargo este periodo aparentemente banal, tuvo el mismo sentido del gran Diógenes de Sinope: Y me excusan lo rigoristas la fuente de esta cita:

"…Las anécdotas que se cuentan sobre Diógenes ilustran la consistencia lógica de su carácter. Este "Sócrates delirantes", como lo llamaba platón, caminaba descalzo durante todas las estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos, envuelto únicamente en su manto y tenía por vivienda una tinaja. Cierta vez pensó que le sobraban cosas entre todas sus pertenencias: tenía su bastón, que necesitaba para caminar; tenía su manto, que le cubría y su zurrón, que contenía una escudilla y un cuenco para comer y beber, respectivamente. Un día, en uno de sus paseos por la ciudad, vio cómo un niño comía lentejas en un trozo de pan y cuando al terminar sus lentejas bebió agua con las manos en una fuente y Diógenes pensó:  "Este muchacho, dijo, me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas. Si come sus lentejas con un trozo de pan y cuando termina con ellas bebe agua con sus manos, no necesito ni mi escudilla ni mi cuenco" y acto seguido arrojhttp://johnwilliamwaterhouse.org/upload1/file-admin/images/new3/John%20William%20Waterhouse-348868.jpgó contra el suelo ambos y siguió caminando. Un día se estaba masturbando en el Ágora, quienes le reprendieron por ello obtuvieron por única respuestas del filósofo una queja tan amarga como escueta: "¡Ojalá frotándome el vientre el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!" Profesaba un desprecio tan grande por la falsa humanidad que en una ocasión dejaron en su tinaja un pequeño candil; él pensó que no lo necesitaba, pues aunque en las noches y cuando hace frio se pasaba bastante mal, él no necesitaba estar despierto iluminándose con el mismo. Diógenes pasó mucho tiempo pensando qué haría con él, por lo que durmió esa noche y al amanecer despertó reflexionando qué hacer con el candil. Apareció en pleno día por las calles de Atenas, con el candil de aceite en la mano, diciendo: "Busco un hombre, busco un hombre honrado que ni con el candil encendido puedo encontrarlo"

En su nueva residencia, Atenas, la misión de Diógenes fue la de metafóricamente falsificar/desfigurar la "moneda" de las costumbres. La costumbre, decía era la falsa moneda de la moralidad. En vez de cuestionarse qué estaba mal realmente, la gente se preocupaba únicamente por lo que convencionalmente estaba mal.

Sabía Pluma que lo que estaba realmente mal, estaba mal fuera que dentro de él, de este periodo siempre nos expresó su reconocimiento con una amiga, cuyo nombre ahora no recuerdo pero que lo rescató, por ella evocamos hoy con Mercedes Sosa:

"Y a la hora del naufragio y a la de la oscuridad, alguien te rescatará, para ir cantando, cantando al sol como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra…"

A esa persona que lo rescató de ese escepticismo antropológico del que plumita hizo su propia tinaja, a ella hoy le expresamos nuestra común e irrevocable gratitud.

Hay mucho más por reseñar, seguro estoy que otros darán cuenta de su fructífero transcurso por la "dictadura de clase", esa labor de Maestro con mayúscula que ejercicio más fuera que dentro de las aulas, con la misma permanente, generosa disposición y coherencia.

Plumita,  plumitaaaaaa, cuanta falta haces: hace falta ese "lenguaje propio" con el que incluso le pellizcabas el culo al infortunio,  hará falta esa voz en tono obispal con la que nos dispensabas "respuestas" o refutaciones  siempre inquietantes, harán falta tus indicaciones, esas señas con las que ponías en su lugar cada cosa, esa suerte de oráculo con el que recibiste siempre a tus amigos, extrañaremos esa permanente impugnación en tono vehemente contra lo mal hecho, ese tono, sentencioso y esclarecedor acerca del Ethos, hace falta ese manera predictiva y lapidaria con la que repartías proposiciones en clave de metáfora o alegoría, hará falta tu modito, como decías, esa tonalidades, intervalos o escalas con las que lanzabas enunciados cual señal de faro, o aviso de tránsito en medio de la nada, con las que salíamos de una conversación a remar en medio de cualquier tormenta. Consueta de la vida.

Perdón Roció Gutiérrez, disculpe socia la indiscreción, pido tu licencia para contarle a los plumíferos lo que fueron sus últimas refutaciones: En tono airado en contra de la banalización política de nuestros días, la falta de profundidad del actual debate político, y una vez más ese tono de denuncia que percibí en su mirada de reproche de algo que está realmente mal, este puto régimen de salud.

El inefable Teo Vásquez nos dijo en el washapp, en un tono bajito de melodía: Hay que despedirlo como debe ser, y ese es el alegre esfuerzo que hoy pretendemos.

El viejo Borges dijo que el dialogo fue para sí el más exquisito género literario, y nuestro pluma fue un cultor del buen dialogo, una conversación con plumita siempre, siempre fue una retoñadera, de una conversación, brotaba otra, cual vástago de un gran árbol. Eres un árbol mítico en el cual algún día fuimos a buscar frutos, ofrecidos, amables, en tono sentencioso, a veces airado, siempre refutables.

Sin duda hará falta las narraciones que te eran fáciles desde la filosofía de las ciencias, la lingüística, la hermenéutica, la etnología o cualquier otra disciplina, referencias sintetizadas en carcajadas que casi siempre le sucedían a un relato preciso, adobado del mejor humor, siempre subrayado en actos de habla, en un lenguaje performativo, en una puesta en escena de la lucidez, compromiso y coherencia.

Cuando en el chat alguien pidió que se contaran historia del pluma, hizo la mejor de las invocaciones, hoy decimos presente con estos relatos con que pretendemos organizar eses imágenes que como espejos rotos quedan de nuestro amigo.

Los mitos giran entre dioses, monstruos y héroes, hoy tienes un aire mítico. Hoy veo a Gustavo como un Totem del cual desciende este clan, esa forma de parentela en el que hoy nos hemos configurado sus amigos.                

"Hasta la Ternura Siempre Plumita" encendía cada vez que como muchos de nosotros lo llegó a asaltar un cierto espíritu tanático.

    Épica fue su época de estudiante de la nacho, la de la militancia, del compromiso, de la necia determinación por lo justo, esos momentos de las Residencias Universitaria entre prosa y petardo, sobre la que tienen, muchos de ustedes, más que decir que yo.

   Prosaico el periodo de librero de la 19, época de corifeos del ditirambo, o cantos dionisiacos, de vendimia y celebración que podemos evocar con un soneto reciente de Francisco Álvarez Hidalgo:

"Fluya el vino en raudal, cada bacante dance y embriague la noche entera, desnuda entre la fronda, que la fiera dormida en cada copa es un amante

dispuesto a alborotar, desafiante, cuerpo y alma hasta la última frontera; espíritu de Baco, que libera cuanto el recato reprimió frustrante.

Coronado de pámpanos Dionisio logra crear ficticio paraíso sin fracasos, ni lágrimas, ni heridas,

Como si todo aquello que se alcanza se convirtiera en oro, a semejanza del infortunio acontecido a midas."

 

   Sin embargo este periodo aparentemente banal, tuvo el mismo sentido del gran Diógenes de Sinope: Y me excusan lo rigoristas la fuente de esta cita:

"…Las anécdotas que se cuentan sobre Diógenes ilustran la consistencia lógica de su carácter. Este "Sócrates delirantes", como lo llamaba platón, caminaba descalzo durante todas las estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos, envuelto únicamente en su manto y tenía por vivienda una tinaja. Cierta vez pensó que le sobraban cosas entre todas sus pertenencias: tenía su bastón, que necesitaba para caminar; tenía su manto, que le cubría y su zurrón, que contenía una escudilla y un cuenco para comer y beber, respectivamente. Un día, en uno de sus paseos por la ciudad, vio cómo un niño comía lentejas en un trozo de pan y cuando al terminar sus lentejas bebió agua con las manos en una fuente y Diógenes pensó:  "Este muchacho, dijo, me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas. Si come sus lentejas con un trozo de pan y cuando termina con ellas bebe agua con sus manos, no necesito ni mi escudilla ni mi cuenco" y acto seguido arrojó contra el suelo ambos y siguió caminando. Un día se estaba masturbando en el Ágora, quienes le reprendieron por ello obtuvieron por única respuestas del filósofo una queja tan amarga como escueta: "¡Ojalá frotándome el vientre el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!" Profesaba un desprecio tan grande por la falsa humanidad que en una ocasión dejaron en su tinaja un pequeño candil; él pensó que no lo necesitaba, pues aunque en las noches y cuando hace frio se pasaba bastante mal, él no necesitaba estar despierto iluminándose con el mismo. Diógenes pasó mucho tiempo pensando qué haría con él, por lo que durmió esa noche y al amanecer despertó reflexionando qué hacer con el candil. Apareció en pleno día por las calles de Atenas, con el candil de aceite en la mano, diciendo: "Busco un hombre, busco un hombre honrado que ni con el candil encendido puedo encontrarlo"

En su nueva residencia, Atenas, la misión de Diógenes fue la de metafóricamente falsificar/desfigurar la "moneda" de las costumbres. La costumbre, decía era la falsa moneda de la moralidad. En vez de cuestionarse qué estaba mal realmente, la gente se preocupaba únicamente por lo que convencionalmente estaba mal.

Sabía Pluma que lo que estaba realmente mal, estaba mal fuera que dentro de él, de este periodo siempre nos expresó su reconocimiento con una amiga, cuyo nombre ahora no recuerdo pero que lo rescató, por ella evocamos hoy con Mercedes Sosa:

"Y a la hora del naufragio y a la de la oscuridad, alguien te rescatará, para ir cantando, cantando al sol como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que sobreviviente que vuelve de la guerra…"

A esa persona que lo rescató de ese escepticismo antropológico del que plumita hizo su propia tinaja, a ella hoy le expresamos nuestra común e irrevocable gratitud.

Hay mucho más por reseñar, seguro estoy que otros darán cuenta de su fructífero transcurso por la "dictadura de clase", esa labor de Maestro con mayúscula que ejercicio más fuera que dentro de las aulas, con la misma permanente, generosa disposición y coherencia.

Plumita,  plumitaaaaaa, cuanta falta haces: hace falta ese "lenguaje propio" con el que incluso le pellizcabas el culo al infortunio,  hará falta esa voz en tono obispal con la que nos dispensabas "respuestas" o refutaciones  siempre inquietantes, harán falta tus indicaciones, esas señas con las que ponías en su lugar cada cosa, esa suerte de oráculo con el que recibiste siempre a tus amigos, extrañaremos esa permanente impugnación en tono vehemente contra lo mal hecho, ese tono, sentencioso y esclarecedor acerca del Ethos, hace falta ese manera predictiva y lapidaria con la que repartías proposiciones en clave de metáfora o alegoría, hará falta tu modito, como decías, esa tonalidades, intervalos o escalas con las que lanzabas enunciados cual señal de faro, o aviso de tránsito en medio de la nada, con las que salíamos de una conversación a remar en medio de cualquier tormenta. Consueta de la vida.

Perdón Roció Gutiérrez, disculpe socia la indiscreción, pido tu licencia para contarle a los plumíferos lo que fueron sus últimas refutaciones: En tono airado en contra de la banalización política de nuestros días, la falta de profundidad del actual debate político, y una vez más ese tono de denuncia que percibí en su mirada de reproche de algo que está realmente mal, este puto régimen de salud.

El inefable Teo Vásquez nos dijo en el washapp, en un tono bajito de melodía: Hay que despedirlo como debe ser, y ese es el alegre esfuerzo que hoy pretendemos.

El viejo Borges dijo que el dialogo fue para sí el más exquisito género literario, y nuestro pluma fue un cultor del buen dialogo, una conversación con plumita siempre, siempre fue una retoñadera, de una conversación, brotaba otra, cual vástago de un gran árbol. Eres un árbol mítico en el cual algún día fuimos a buscar frutos, ofrecidos, amables, en tono sentencioso, a veces airado, siempre refutables.

Sin duda hará falta las narraciones que te eran fáciles desde la filosofía de las ciencias, la lingüística, la hermenéutica, la etnología o cualquier otra disciplina, referencias sintetizadas en carcajadas que casi siempre le sucedían a un relato preciso, adobado del mejor humor, siempre subrayado en actos de habla, en un lenguaje performativo, en una puesta en escena de la lucidez, compromiso y coherencia.

Cuando en el chat alguien pidió que se contaran historia del pluma, hizo la mejor de las invocaciones, hoy decimos presente con estos relatos con que pretendemos organizar eses imágenes que como espejos rotos quedan de nuestro amigo.

Los mitos giran entre dioses, monstruos y héroes, hoy tienes un aire mítico. Hoy veo a Gustavo como un Totem del cual desciende este clan, esa forma de parentela en el que hoy nos hemos configurado sus amigos.                

"Hasta la Ternura Siempre Plumita"