Línea de investigación
COMUNICACIÓN, LENGUAJES ESTÉTICOS
Y CULTURA
El techo espiritual de la formación y de la investigación del Doctorado en Estudios Sociales es crítica-ficción-experimentación. Habitar y avanzar por esta senda discursiva implica reconocer que se trata de un campo autónomo, un espacio en disputa y en permanente construcción, en el que se dan lógicas relacionales que exigen metodologías abiertas para el abordaje de problematizaciones sociales y culturales. El doctorado orienta la mirada al ejercicio reflexivo, al pensar crítico y creador para dar sentido a la existencia y diseñar posibilidades de organizar la acción, a partir de las problematizaciones y los acontecimientos que se convierten en una plataforma que articula perspectivas ontológicas, epistemológicas, éticas, estéticas y políticas.
En Fictional Truth, Riffaterre (1990) indica que verdad y ficción no son un oxímoron o, en otras palabras, no se trata de una oposición de sentido entre lo que es la ficción y la verdad. Se trata, más bien, de abrir un horizonte que da sentido a la línea de investigación Comunicación, Lenguajes Estéticos y Cultura, cuya investigación se preocupa y dedica a reconstruir, al margen de certezas irrefutables, los efectos resplandecientes y oscuros de las prácticas artísticas y comunicacionales, así como de sus objetos y discursos. Se avanza, así, en la transcripción, traducción e interpretación de estas producciones sociales y culturales visibles e imperceptibles, para seguir las pistas de dichas producciones, sus huellas y sus rupturas. Por lo anterior, la pregunta que orienta esta línea de investigación es: ¿Cómo las prácticas estéticas y comunicacionales (también sus objetos) se convierten en espacio-territorio-campo de investigación social?
Comunicación y lenguaje en la figura del poshumano y sus convergencias con el arte, las prácticas artísticas en la época de la globalización digital
El problema de la verdad y de lo posible convierten a la comunicación, a la literatura, al arte y sus prácticas en el centro de ʽcasiʼ todo, pues desde allí emergen realidades, nuevos mundos, en los que habitamos. El siglo XX y el comienzo del XXI son testimonio de ello, pues desde diversas fronteras de experimentación y ficción, se abrió y se abre un horizonte amplio que incidió e incide en los desarrollos de la ciencia y la tecnología que, con sus gramáticas y lenguajes, ocupan todos los espacios y dominan nuestras formas de pensar, sentir, comunicar y expresar. Nos referimos al mundo digital. Se abordan en este énfasis figuras del poshumanismo para articular una historia contemporánea de la técnica y de las ideas con las diversas formas de comunicación, así como también con formas de producción, expresión y recepción de los objetos estéticos y sus prácticas.
Ficción, experimentación y cartografías socio-estéticas
Este énfasis explora la ficción y experimentación artísticas como potencia para constituir nuevas esferas en el espacio social. Se privilegian dos escenarios: primero, una interrogación en los dominios del cine, la literatura y otras modalidades narrativas que permiten dilucidar la forma como se configuran los procesos sociohistóricos y culturales y, segundo, una acción creativa en sentido estricto, que deviene en creación de nuevas ecologías culturales, formas de vida e intercambio social. La obra y el reparto de lo sensible no circulan, solamente, en los espacios consolidados y reputados institucionalmente como el templo, la catedral, el museo y la academia; hoy, por el contrario, la obra y la experiencia estética ocupan espacios de circulación mucho más abiertos como la plaza, la calle, los muros de la ciudad, los cuerpos; también se reconocen los trazos y recorridos posibles en donde el arte puede ocupar desde las estaciones de metro, los barrios, los sótanos, hasta las veredas, la malocas, es decir, en los diferentes y diversos escenarios en los que se dan los fenómenos y acontecimientos estéticos contemporáneos.
Estatus de la obra de arte y vida cotidiana: sus públicos y sus comunidades de producción
Este énfasis aborda el estudio de la obra de arte, de sus objetos y lenguajes desde una perspectiva relacional: manifestaciones como el happening, el performance, la instalación y el body art, entre otras, son posibles desde procesos colaborativos, entre autores múltiples y receptores comunitarios. En tal sentido, el público, el espectador (individual o colectivo) siempre están vinculados y participan tanto de la interpretación como de la producción de la obra. Estas formas de participación son espacios privilegiados por el arte contemporáneo para dar cuenta de movimientos sociales y colectivos ligados a la construcción de identidades de género, a la visibilidad de las minorías étnicas, religiosas, culturales y políticas. En este sentido, este énfasis analiza el nivel de involucramiento de la obra de arte con los procesos de acción social.