EL RUIDO EN LA COMUNICACIÓN EMPRESARIAL

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

MICHAEL YESID MESTIZO CARO Cód. 20162377022

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El aumento en las utilidades es la principal preocupación que tiene un empresario a la hora de determinar decisiones y estrategias que fijen el rumbo de su organización, parece indiscutible que su dirección debe ir orientada a mejorar los métodos en la ejecución de actividades, adquirir máquinas más eficientes y contar con personal competente, sin embargo, son pocos los empresarios que dan atención a un factor que parece silencioso pero que puede mejorar o entorpecer el entorno social y la productividad de una organización y es la comunicación que se da entre trabajadores, áreas y niveles jerárquicos.

Tradicionalmente las empresas en general adoptan diferentes mecanismos para su organización y control que van desde organigramas, reuniones de seguimiento a la gestión e información documentada hasta sistemas ERP, todo está muy bien pero ¿son suficiente criterio para deducir que se está llevando a cabo un flujo de información adecuado? a simple vista parece que sí, no obstante, este flujo se puede ver afectado por "ruidos" tales como prejuicios, rivalidad entre trabajadores o áreas de trabajo, chismes de pasillo, una cultura del miedo entre los trabajadores y sus jefes, la informalidad  y la falta de planeación en la creación de espacios de participación, estos ruidos al igual que en la comunicación interpersonal pueden obstaculizar o distorsionar el mensaje. Es así como por ejemplo, una reunión de seguimiento a la gestión puede pasar de ser una herramienta eficaz para la toma de decisiones a un conflicto basado en intereses propios y en el ego de sus miembros o a una pérdida de tiempo generada por la falta de intermediación e información "basura" que no brinda ningún valor al tema tratado, entonces en ocasiones se suele empezar a discutir un tema y terminar en otro diferente y no precisamente del trabajo mismo; frases como  "este fin de semana estuve viajando a…" o "vieron la noticia en la televisión donde tal persona hizo..." pueden convertirse en un  tema de conversación en la reunión el cual tomará fuerza hasta convertirse en central si no es cortado de manera asertiva. Es en este momento donde la formalidad hace hincapié, la definición de objetivos claros, de roles intermediarios y del contenido del mensaje deben ser conocidos y respetados para que la informalidad no sea un ruido que afecte la comunicación empresarial.  

Ahora bien, evaluando otro escenario ¿qué trabajador con la suficiente experiencia laboral no ha tenido que lidiar con los chismes de pasillo en las empresas? este parece un mal irremediable y es que cuando temas personales, sentimentales o rivalidades tóxicas se masifican es inevitable que se conviertan en roces que no solo atacan al entorno social sino también al entorno laboral cuando no son tratados o tomados como relevantes. El típico chisme de carácter sentimental  de "el jefe está saliendo con fulana" puede parecer inofensivo pero masificado puede dañar la imagen de una persona y generar conflictos que terminen con daños físicos y alteración del orden. Explorando otro ámbito, un comentario como "con la nueva máquina nos van a echar a todos" puede repercutir en la resistencia al cambio de todo el personal y por ende a un desarrollo infructuoso de un proyecto que puede beneficiar a todos. En tal contexto, es menester que las áreas de gestión humana no solo sean vistas como reclutadoras y que en conjunto con los líderes de las respectivas áreas se conviertan en un agente promotor de escenarios que promuevan una cultura con los valores y principios propios de la organización, donde se procure por el conocimiento de los conflictos y problemas de cada individuo o grupo de trabajo formal o informal y se orienten los esfuerzos hacia la solución de estos para así disminuir los decibeles de este tipo de ruido.

Como última reflexión, observemos la comunicación ascendente y descendente en las organizaciones, aunque se tenga establecido y comunicado un organigrama, si hay una cultura del miedo o una figura completamente autoritaria sin habilidades comunicativas ni de liderazgo puede repercutir en la pérdida de información valiosa que contribuyan en reducciones de costos o en la no pérdida de un cliente  sobreestimar o subestimar a un trabajador puede llevar a malas prácticas en la ejecución de sus tareas. Para cada caso evaluado anteriormente, es evidente que el liderazgo y la integración de la comunicación efectiva desde el punto de vista psicológico con la formalidad y las herramientas físicas y tecnológicas que usualmente hacen parte de una empresa pueden ser el camino para la eliminación de ruidos e interferencias promoviendo de esta manera un ambiente de trabajo sano donde la información de valor sea filtrada y transmitida verazmente en pro al cumplimiento de la planeación estratégica formuladas por el empresario.